1 abr 2020

Pedro Espinel Torres: MURIÓ EL MAESTRO

(Vals criollo) 
Cubierto de crespones, inclinan sus guitarras los bohemios de hoy
y con profunda pena, ahogan sus acordes los de ayer también.
Es que no pueden ya, no crean que es fingir, de qué vale ocultar,
qué es muy grande el dolor, que agita el interior, del humano sentir.
Los fúnebres heraldos dan a conocer la desaparición
de quien fuera en otrora el genial intérprete de nuestras canciones.

De meritorio saber,
de honda inspiración,
de su capacidad
se enorgullece ya
el folclore nacional. (bis)

 Murió el maestro sin par,
 hoy por tí ha de llorar
la bohemia criolla.

De luto están las guitarras,
todo es tristeza y dolor.
A la necrópolis va,
en sentida expresión,
numeroso cortejo.

Dispútanse el ataúd,
todos quieren cargar, 
al maestro que se fue. (bis)

La ciencia fue impotente para salvar la vida de este ser genial,
la muerte injustamente lo obligó para ello haciéndolo inmortal,
pues su consagración, que en vida tuvo él, por su grata actuación,
le conquista un sitial, rodeado de esplendor, en la inmortalidad.
Felipe Pinglo Alva, el genial criollo de nuestra tradición
que en otrora nos brindara el caudal inmenso de sus producciones.

Con su muerte nos dejó
gran vacío porque es
imposible encontrar
otro Felipe igual
al maestro sin par (bis)






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