(Vals criollo)
Rodeada está la cama por los facultativosQue contemplan el caso con visible interésEl jefe del nosocomio les musita al oído diciéndoles¡Colegas, nada se puede hacer!El paciente intranquilo con la mirada inciertaEn tono suplicante refleja la ansiedadpor conocer su estado, saber si han de salvarlo,dice con voz muy queda y vacilante hablar:¡ Aire … es lo que quiero!¡ Aire … para vivir !Esta tos maldita que mi pecho agita,Rasgando sin cesarCon su acceso tan terribleQue me hace sangrar¡Sueño … para mis ojos !¡Cura… para mi mal!No me lo niegue Doctor lo que le pido.¡Oxígeno en mi vida, oxígeno, por Dios !Aquel noble bohemio, orgullo de su barrio,La fe y la esperanza, sustento de su hogarRindió caro tributo al ansia incontenibleDe prodigar las notas de un suave modular.¡Oh tristes remembranzas invaden mis adentrosAl recordar las glorias y triunfos del ayer,De lágrimas sinceras se inundan mis pupilasRecodando al amigo bohemio noble y fiel.Dura es la experiencia, triste es el final.¿ De qué valen los aplausos, los halagos,Mimos y orgías de placer,Si han de convertirse al cabo, en nuestro padecer?
“Pinglo falleció el 13 de mayo. A los pocos días de su muerte, el compositor autodidacta Pedro Espinel Torres, quien también vivía en los Barrios Altos de Lima, estrenó el vals Murió el maestro como muestra de su homenaje. Al año de la muerte de Pinglo, Espinel compuso el vals Fin de bohemio donde hizo alusión a la tuberculosis que matara al maestro Pinglo” Oscar G. Pamo-Reyna.
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