El día despuntaba con el trinar de los pájaros,
Atravesábamos quebradas y pastizales olorosos a ganado.
Íbamos en silencio con las mochilas al hombro y las botas embarradas;
Cada hombre era un pensamiento.
Una luz una estrella en el firmamento,
En silencio, sudorosos, atravesamos ríos, cercas y acantilados.
Bruno comandaba la tropa,
En un lugar de la patria los guerrilleros realizaban maniobras.
Atardece, aceitamos las armas y cenamos
Por la noche cada uno soñaba,
Entre el follaje verde las ranas croaban
Y yo pensaba en el chiquitín reposando en el regazo de su madre…
12 ago 2020
Alfonso Hernández : DESPUÉS DE LA JORNADA
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