29 may 2014

Margaret Randall: de LOS COMBATIENTES / COLOMBIA


Las FARC, son  consideradas la organización guerrillera más antigua de América Latina y la mayor que existe hoy en la región,  se considera que su fundación fue  27 de mayo de 1964 (con lo que estarían  celebrando medio siglo de existencia). 


  Margaret Randall publicó Part of the Solution, en  1972  y al año siguiente la  editorial Causachún  de Perú sacó a la luz su traducción al  español.  Al final del poema transcrito  aparece la siguiente nota:
          "(Basado en relatos de guerrilleros colombianos, durante los tres periodos de violencia, de 1948 hasta el presente)."


        Primer guerrillero            /

        Voy a acordarme bien. Es que a ratos tengo mala memoria

        salimos de Riochiquito después de la agresión militar a la zona

        la primera pelea con los chulos * en un sitio llamado Palomar,

        siendo de la parte nuestra un herido, del Ejército varios muertos.

        Y hacia el firme de la montaña.

        Ese día llovió mucho, parecía que el cielo  estuviera roto

        llegamos mojaditos Marulanda nuestro comandante preparó una

                    emboscada

        ese día cuando nos retiramos

        los centinelas abandonaron los puestos de vigilancia a destiempo

                    y nos asaltaron.

        Hirieron a Lucio Mesa le quitaron equipo y arma

         pero lo cargamos. Esa noche murió.

         Al otro día llegamos a una nueva cuchilla entre Montalvo y

                    Chiquila

        Leonardo se quedó de cansancio perdió el ritmo de la marcha

        mientras lo estábamos esperando más adelante

        lo cogieron los chulos y lo mataron a machete

        Cruz estaba engarrotado de hambre se puso amarillo no volvió

                    a hablar murió.

        Llegamos a un ranchito dos viejitos marido y mujer

        Marulanda les hizo una charla explicándoles el por que

                    luchábamos por la revolución

         nos vendieron cierta caña de azúcar.

        Marulanda era como un reloj

        Muchachos es la hora del desayuno cada uno sacaba su pedacito

                    de caña

        Okey es la hora del almuerzo chupamos otra vez nuestro pedazo

                    de caña

        No se olviden que ésta es la hora de la comida y seguía la

                    chupadera de caña.

        Los chulos estaban por todas partes.

        Esa noche salimos.

        La luna apareció por fin.

        La noche no estaba tan oscura.

        Sentimos ruido cerca de los chulos que se movían en una

                    emboscada

        nos quedamos quietecitos en una pequeña bola de monte

        todos arrinconados y listos. Pasaron cerca.

        Escuchábamos su respiración...

        Con paciencia esperamos la noche.

        A las seis y media salimos caminamos hasta que el sol se levantó

                    por mucho tiempo.

         hemos  estado casi sin zapatos

        moviéndonos otra vez hacia Marquetalia,

        rompiendo el cerco…


   Segundo  guerrillero

        Eramos más de cien colonos ésta es un historia vieja de hace

                    más de diez años.

        Cuando el Ejército nos atacó habíamos empezado a coger la

                    cosecha de café

        No se alcanzó a coger ni la cosecha.

        Nos dividimos en tres columnas una se quedó haciendo frente

        otra atravesó para Sumapaz y nosotros hicimos la marcha de ruta

         hasta Guayabero.

        La marcha empezó en enero entonces todo Guayabero era pura selva

        y les dijimos a los campesinos:

        Venimos de oriente y somos guerrilleros y traemos este programa.

        Ocho años descuartizando montaña.

        Entonces el Ejército atacó la evacuación empezó.

        Recuerdo mucho el primer contacto fue el 8 de junio.

        Estábamos pasando un río en un cable cuando nos comunicaron

        que había llegado otra evacuación de familias de Guayabero.

                    Corrimos.

        En total eran sesenta y dos familias como cuatrocientas personas

        duraron dieciocho días en la marcha por selvas montañas rusios **

                    cuatro grandes ríos.

        Sus vestidos estaban deshechos casi nadie venía calzado.

        Siete guerrilleros venían como edecanes o auxiliares de las

                    familias las plantas de sus pies todas carcomidas.

        Una niña perdió un ojo un viejo guerrillero había perdido su

                    mujer y sus dos niños.

        Se perdieron de camino y murieron de hambre y frío.

        Y ahora

        ¿qué vamos a hacer?

        Quiero que mi hijo mayor se marche con la guerrilla el menor

        me lo dejan para que me ayude en el trabajo.

        Después de instalar las familias en la región marchamos en guerrilla

        hacia Guayabero. Subimos hasta el rusio. Hacía bastante frío.

        Cuando comenzamos a bajar un guerrillero descubrió el cadáver de

        uno de los niños perdidos

        Se había rodado por un precipicio y unas ramas lo detuvieron.

        Su cuerpo estaba intacto, sus manecitas con los dedos apretados

        por el frío.

        Estaba encogido como queriendo darse un poco de calor, el frío

        mantenía fresca su piel

        Lo miramos largamente.

        Seguramente que su madre lo dejó un rato mientras se adelantaba

                    a buscar agua.

        El niño trató de caminar y rodó por el precipicio,

        tendría unos siete años,

        seguro su madre se perdió del camino y no lo pudo hallar.

        Lo enterramos.

        Y seguimos.

        ¿Ocho años descuartizando montaña para volver a comenzar otra vez?

        Ya Guayabero no es el mismo Guayabero. Ahora sólo queda la guerra,

        hasta el fin.


        Tercer guerrillero

        Corrimos. Yo busqué la retaguardia para pasar la cerca de alambre.

        Al volar por encima me pegaron dos tiros

        en el músculo del brazo derecho.

        Los otros lograron cruzar rápidamente.

        Yo aflojé el arma y caí sobre ella.

        El brazo se me iba hinchando.

        Los chulos seguían tirándome cada disparo levantaba tierra sobre

                    mi cabeza.

        Tiraban y rugían uno de ellos lanzando insultos trató de saltar

         la cerca.

        Escuché tableteo de ametralladoras y tiros de M-l. Vi

        una mirada de locura en los ojos de uno de los chulos

        su deseo de matarme como queriendo pisotear una culebra.

        Se arrimó. Me quemó dos tiros.

        Al verlo encima me dio fuerzas agarré el fusil

        y arranqué a correr.

        El brazo parecía una matraca se enredaba en los chamizos.

        Donde se enredaba tenía que coger con los dientes el porta-fusil

        para desenredarlo.

        Después apareció otro chulo vació su fusil me dio por muerto.

        Me fulminaron me dejaron contra un matojo.

        Cuando ya estaban encima les disparé al primero que le di

        se fue a tierra

        el otro brincó y se tendió disparando contra mí quemé otro tiro

        y arranque de nuevo.

        Al ver que tenía arma y les disparaba no me siguieron más

        . . .borrando el trillo de la sangre. . .

        . . .ya no sentía el brazo conmigo. . .

        Sentí frío. No pude dormir.

        Una compañera embarazada me curó la herida un día

        A la mañana desperté. Una nube de moscas. Por poco me

                    desmayó

        No sabía yo lo dañoso que una mujer en ese estado cure una herida

        y sobre todo que la mire.

        Me dijeron después que tenía una mirada muy fuerte como si tuviera

        electricidad.

        Por la tarde los gusanos aparecieron en la herida.

        Me dormí.

        Me desperté.

        Los gallinazos. Las moscas. Los gusanos. Al día siguiente

        un campesino arrimó por el olor y los gallinazos.

        La carne comenzó a abandonar mis dedos caían día a día

        Un compañero recogía los huesos y los enterraba

         el brazo parecía un yo-yo sólo me quedaba el dedo pulgar

        la herida supuraba sangre.

        Cuando llegaron los doctores me llevaron a una ciudad los vi

        como cortaban la carne y los huesos

        vi cómo curaban lo que todavía quedaba.

        Me quedó este muñón.

        Regresé a mis compañeros otra vez preparándose otra vez aceptaron

         llevarme con ellos.

        Cómo corren los chulos

        las balas zumbándoles cerca

        cómo corren!

        Estoy de nuevo en la montaña.

        Esta es mi casa.







* Soldados del gobierno (N. de la autora). En español en el original (N. del T.)

** Parte del páramo con bastante vegetación (N. del T.)




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