in memorian de Javier Heraud.
Leía a Marx,
a Pablo. Y a Vallejo
lo llevaba en el pecho
como un llanto.
Deteníase a oír en el silencio
algo que no cabía en su tamaño.
Se advertía en sus ojos
que soñaba
en ardiente vigilia, como nadie.
Me sé sus sueños
de memoria, su alma.
Lo mataron en medio de la
tarde
porque un alba traía
para todos;
porque otro sol,
otro aire, reclamaba.
En las hojas
que caen del otoño
me parece que escucho sus
pisadas.
de: A bordo del arca, 2006
15 may 2020
Arturo Corcuera: EL POETA
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