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7 nov 2022

Ferreira Gullar: MAYO 1964

 


MAIO 1964

Na leiteira a tarde se reparte

em iogurtes, coalhadas, copos de leite

e no espelho meu rosto. São

quatro horas da tarde, em maio.

Tenho 33 anos e uma gastrite. Amo a vida

que é cheia de crianças, de flores

e mulheres, a vida,

esse direito de estar no mundo,

ter dois pés e mãos, uma cara

e a fome de tudo, a esperança.

Esse direito de todos

que nenhum ato

institucional ou constitucional

pode cassar ou legar.

Mas quantos amigos presos!

quantos em cárceres escuros

onde a tarde fede a urina e terror.

Há muitas famí lias sem rumo esta tarde

nos subúrbios de ferro e gás

onde brinca irremida a infância da classe operária.

Estou aqui. O espelho

não guardará a marca deste rosto,

se simplesmente saio do lugar

ou se morro

se me matam.

Estou aqui e não estarei, um dia,

em parte alguma.

Que importa, pois?

A luta comum me acende o sangue

e me bate no peito

como o coice de uma lembrança.

  

MAYO 1964

 

En la lechería la tarde se reparte

entre yogurts, cuajadas, vasos de leche,

y en el espejo mi rostro. Son

las cuatro de la tarde, en mayo.


Tengo 33 años y una gastritis. Amo la vida

que está llena de niños, de flores

y mujeres, la vida,

ese derecho de estar en el mundo,

tener dos pies y manos, una cara

y hambre de todo, la esperanza.

Ese derecho de todos

que ningún acto

institucional o constitucional

puede suprimir o enajenar.


¡Pero cuántos amigos presos!

cuántos en las cárceles oscuras

donde la tarde hiede a orina y terror.

Hay muchas familias sin rumbo esta tarde,

en los suburbios de hierro y gas,

donde juega sin perdón la infancia de la clase obrera.


Estoy aquí. El espejo

no guardará las marcas de este rostro,

si sencillamente salgo del lugar,

o si muero

si me matan.

Estoy aquí y no estaré, un día,

en ninguna parte.

Pues, ¿Qué importa?

La lucha común me enciende la sangre

y me golpea el pecho

como la coz de un recuerdo.


6 dic 2011

EL FUNERAL DE NERUDA

En septiembre de 1986 la Revista APSI publicó el relato del escritor colombiano
Plinio Apuleyo Mendoza que estuvo presente en el funeral de Pablo Neruda.






“Dada la situación, había más gente de lo previsto: unas trescientas personas, entre las cuales cincuenta periodistas y fotógrafos europeos. Obreros, estudiantes, mujeres, niños y un personaje político: Radomiro Tomic.

El sol apenas calentaba. Había en el aire algo que sugería aún el olor, el color del invierno, mientras el féretro, cubierto con la bandera chilena, era transportado a través de los jardines hacia la carroza funeraria estacionada en la puerta. Cuando el cortejo iba a iniciar su marcha, se escucho en el silencio de la calle un grito anónimo:
- Camarada Pablo Neruda.
Algunas voces contestaron:
- Presente.
Luego:
- Compañero Salvador Allende. Ahora un coro cerrado contestó:
- Presente.

El grito se repitió dos veces con la misma réplica. Luego la voz anónima cortó: ¡Ahora y siempre!
Y el cortejo inició su marcha muy despacio. No hay mucha distancia de la casa de Neruda al cementerio general: dos kilómetros a lo sumo. En el clima que vivía la ciudad (autos militares erizados de metralletas, en las esquinas patrullas con casco y fusil en ristre), aquel fue un recorrido lento y cargado de tensión".

"Al llegar delante de la alta y abovedada puerta del cementerio, el féretro fue descendido de la carroza funeraria y depositado sobre una especie de tarima rodante. El grupo se hizo denso. De pronto, mientras avanzaba hacia el cementerio, se alzó alrededor del ataúd el rumor sordo de un canto. En la acústica de la galería que sirve de entrada, las voces se hicieron más decididas, más firmes. Algunos puños se alzaron en alto. Cantaban La Internacional.

Detrás, en la plazuela que se abre delante del cementerio, se escuchaban sirenas de vehículos militares.

Soplaba un viento glacial entre los mausoleos de piedra y los cipreses polvorientos, mientras el cortejo avanzaba por una avenida de cemento, cantando".

"Frente al mausoleo donde habrían de ser sepultados los restos de Neruda, se produjo un silencio apenas alterado por el zumbido de las cámaras filmadoras. El mismo silencio se mantuvo mientras se pronunciaban, sin ayuda de altavoces ni amplificadores, los discursos de tres escritores y una mujer. Luego, de pie frente al féretro cubierto de flores, un estudiante leyó un poema de homenaje a Neruda, poema que traía escrito a mano en una hoja de cuaderno.

Cuando el ataúd iba a ser introducido en el nicho, en medio de una lluvia de flores arrojadas por los presentes, estalló de nuevo el grito: “¡Camarada Pablo Neruda!”. Un coro de voces contestó: “¡Presente…!”.

De pronto el funeral de Neruda se había convertido en un sorpresivo mitin político. “Primer acto público de oposición”, titularía el diario francés Le Monde. Fue de todas maneras un acto muy breve.


Al salir del cementerio, la multitud encontraría de nuevo los camiones militares y la tropa armada con metralletas.

Muy cerca, en la puerta de la morgue, había un grupo de mujeres vestidas de negro, llorando. No lloraban por Neruda: eran las viudas de obreros y dirigentes de izquierda que habían sido fusilados la víspera. Acababan de encontrar los cuerpos de sus maridos destrozados por las balas.

Nadie se detuvo en oírlas. La gente caminaba en silencio, dispersándose en todas direcciones".




Tomado del Blog : Libros y revistas viejas



La revista APSI (Agencia Publicitaria de Servicios Informativos), es la primera de las revistas de oposición a la Dictadura Militar chilena en publicarse (1976), y una de las últimas en desaparecer (1995). Su historia se extiende por esos 19 años, con 511 números en circulación, llenos de análisis político, entrevistas, reportajes muy documentados, pero sobre todo: irreverencia y humor. Puedes ver algunas en este enlace: APSI

27 sept 2011

Pablo Neruda: ME DESPIDO DE OTROS TEMAS


II

¡Amor, adiós, hasta mañana besos!
Corazón mío agárrate al deber
porque declaro abierto este proceso.

Se trata aquí de ser o de no ser:
si dejamos vivir al delincuente
los. pueblos seguirán su padecer

y el crimen seguirá de Presidente
robando a Chile el cobre en las Aduanas,
destripando en Vietnam los inocentes.

No se puede esperar una semana
ni un solo día más porque, carajo,
es por atrocidades inhumanas

que atraparemos este escarabajo
y es un orgullo para el hombre entero
que soportó el puñal de la noticia,

como instrumento duro y duradero
anunciar en la tierra la justicia:
por eso te buscaba compañero

el tribunal de sangre que se inicia
y, aunque sea un poeta el justiciero,
los pueblos me entregaron una rosa

para que con mi verso verdadero,
yo castigue la saña poderosa
del inmenso verdugo comandado

por el concubinato del dinero

para quemar jardín y jardinero
en países remotos y dorados.




Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena, 1973