Mostrando entradas con la etiqueta 1961. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 1961. Mostrar todas las entradas

2 oct 2011

Víctor Valera Mora: CERCO


Desempleado, sin un centavo en el bolsillo,
sin combates, sin nada que hacer,
digo, no tengo acceso a la alegría,
no tengo derecho al más pequeño de los saludos
y menos aún al amor.

Sólo la blasfemia me es dada, sólo la blasfemia
y las hambres mas hondas me son dadas.

Pero sabedlo,
esto no va a durar toda la vida.

Vosotros devoradores de la canción,
que durante sombras seculares me habéis tenido
acorralado en este cerco de tristezas:
¡escuchadme bien!
es cierto que estoy hecho para grandes decepciones
y cierto también, preparado,
para inexorables alegrías que vendrán.

Tengo necesidad del mañana
no me juzguéis cruel por mis actos.




Canción del soldado justo (1961)






10 sept 2011

Víctor Valera Mora: NUESTRO OFICIO

Por este empecinamiento del corazón
en hacerse horizonte por completo:
nosotros, que hemos participado
en los grandes acontecimientos históricos,
que hemos ayudado en lo construido
aún con un poco de tristeza,
digamos casi mucha.
Guardamos
toda nuestra radiante alegría
para lo que construiremos
cuando el pueblo llegue.

Podemos caer abatidos
por las balas más crueles
y siempre tenemos sucesor:
el niño que estremece las hambres consteladas
agitando feroz su primer verso.
O el otro, el de la disyuntiva,
que no sabe si hacerse flechero de nubes
o escudero del viento.

Jamás la canción tuvo punto final.
Siempre deja una brecha, una rendija,
algo así, como un hilito que sale,
donde el poeta venidero pueda
ir halando, ir halando, ir halando,
halando hasta el mañana.

Nosotros, los poetas del pueblo,
cantamos por mil años y más...




Canción del soldado justo (1961)

4 sept 2011

Víctor Valera Mora: A VOSOTROS HÉROES VIVIENTES




I

Cuando escuches la música,
acostúmbrate no arrinconarla.
Mueve el botón del volumen
hasta su última consecuencia
para que corra libremente
y dé palmadas en las paredes
de la casa y de tu corazón.

A veces es doloroso
para los incautos que nos rodean,
pero es necesario, terriblemente necesario,
ajusticiar estos éxodos hambrientos.


II

Recordad, habeis silenciado los pinceles.
Vamos a ver, vamos a ver.
No has hallado modo de penetrar
los terribles y heroicos colores.
Vamos a ver, repetimos, aún es tiempo
de salir al campo y de reír, reír mucho,
firmar carnet de militancia a los crepúsculos.
Decimos estas cosas recordando a Vincent Van Gogh,
el muerto en alaridos, el mutilado por dentro.
Hoy una fecha reciente,
Cuando quisiéramos estar con Mateo
comentando estas cosas, y las otras.




III

Yunque y voz de escultor, aquí, presente.
No han llegado todavía.
Hasta luego señores, hay prisa
por llegar al trono de Rimbaud.



IV

Podemos dejar este espacio en blanco,
pero el niño de Francia y Maiakovski
como dos banderas rojas, fijan
carteles de pueblo en las trincheras.

En esta mesa todos los poetas del mundo,
declaremos en vuelo de aeroplano:
¡POESÍA O MUERTE VENCEREMOS!
El poema es una isla: CUBA.



Canción del Soldado Justo (1961)