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29 jul 2008

César Vallejo, el peruano universal

Transgresor de la lengua, poeta social, metafísico, humano, inmenso
César Vallejo, el peruano universal


Osvaldo Gallone*, ha escrito este artículo en Le Monde diplomatique (Edición Peruana)Año II, Número 14, Junio de 2008



Alguna vez el poeta y monje trapense Thomas Merton definió a César Vallejo (1892-1938) de un modo inequívoco: “El más grande poeta universal después de Dante”. A setenta años de la muerte del poeta peruano y revisitando con determinada minucia su producción poética es probable que la ponderación realizada por Merton se revele más pertinente y menos excesiva de lo que parece a primera vista.
Si hay algo innegable en la apreciación de la obra del extraordinario poeta peruano es su universalidad. César Vallejo es un poeta universal que rápidamente se va despojando de pátinas e influencias para construir una estética propia que alcanza en él su cumbre y resuena en las voces de la mayor parte de los poetas de habla hispana del siglo XX. La universalidad de Vallejo es, paradójicamente, personal en la medida en que su obra sustenta un universo autosuficiente e irreductible a otros términos que no sean los propios.


Un Dios enfermo, grave
En Los heraldos negros, su primer libro, publicado en 1918, a sus veintiséis años, se deja ver un rasgo del que no escapó ningún poeta de su generación: el posmodernismo que alterna rima con verso libre, endecasílabos y alejandrinos; pero aun así, es un libro que exhala un aliento inequívocamente vallejiano y en el que enlazan de modo circular el primer y el último poema. Los heraldos negros se abre y se cierra con Dios como motivo y lacerante obsesión. El primer poema, aquel que le da título al volumen, tematiza un desencanto brutal: Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!/Golpes como el odio de Dios; el último, tal vez uno de los más antologizados de Vallejo, se clausura con una constatación irrevocable: “Yo nací un día/que Dios estuvo enfermo, grave”. Este Dios enfermo y grave que asiste al nacimiento del poeta y que cruza el libro bajo diversas formas es un Dios íntimamente emparentado con el aciago demiurgo de Cioran: un Dios insolvente de cuya mano creadora sólo puede derivar un universo monstruosamente fallido, un mundo que se pretende cosmos pero que está condenado al caos. Al punto que en La de a mil, Vallejo ensaya una manifiesta analogía entre el suertero (el hombre que vocea y adivina la suerte, el puro azar) y Dios; “¡por qué se habrá vestido de suertero/ la voluntad de Dios!”. En Los dados eternos, la oposición de intensidad y medida entre creador y criatura es irremediable (“tú, que estuviste siempre bien/no sientes nada de tu creación./Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!”) en el marco de un poema cuyo tono predominante (entre la exhortación y el Apocalipsis) bien pudo haber suscripto el mejor Almafuerte. Por fin, en el poema titulado Dios, sobre el final del libro, se destituye a Dios de su sitial divino luego de reconocer que a él, más que a nadie, debe dolerle “mucho el corazón” de sólo contemplar Su obra (acaso se pueda leer este rasgo de la teodicea de Vallejo como el intolerable yugo al que Dios está condenado: mirar el mundo).

El otro tema que cruza Los heraldos negros es uno de los que, sin duda, serán más caros a Vallejo a lo largo de su producción: la muerte. El crespón, el cementerio, los amantes muertos, el clavo que cierra el ataúd o la enlutada catedral son imágenes constantes que se hallan íntimamente unidas a una soledad que anticipa y prefigura la soledad postrera: la soledad existencial, la que a partir del existencialismo francés se conoce como “el hombre solo sartreano”; una soledad que constituye al sujeto porque le es tan inherente como esencial. Soledad que en el caso de Vallejo se agudiza porque se le suma la gratuidad del nacimiento: “Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde/yo nunca dije que me trajeran” (La cena miserable).

El último motivo poético relevante de Los heraldos negros es la piedra, la metáfora mineral, la profunda identidad del poeta con la piedra (el poema Las piedras es el más representativo al respecto), un motivo que anticipa la profunda cosmovisión que alentará en Trilce (1922).


Rupturas radicales
En Trilce, el lenguaje de Vallejo se astilla, hay un forzamiento de la sintaxis, una deliberada incorrección ortográfica, abunda la onomatopeya y hay poemas que parecen trasladar a la palabra los trazos de un cuadro cubista. Se puede pensar en el intento de dotar al verso del sonido coloquial del habla, pero el impulso de Vallejo es más profundo y raigal. Por la sangre del “Cholo” Vallejo (como se llamaba a sí mismo) corría sangre mestiza, su propia madre era aborigen, y lo que se escucha en Trilce resuena como una mixtura entre el quechua y el español, un sonido sibilante (que anticipa la morosa y mexicanísima escritura de Rulfo) que se despoja del corsé ortográfico (“Vusco volvvver de golpe el golpe”, “qué la bamos a hhazer”) y con el cual Vallejo no sólo busca recuperar a su Perú natal, sino al Santiago de Chuco en el que nace. Las rupturas radicales a las que se entrega en Trilce son en mayor medida una recuperación recreada de la lengua materna que meras experiencias de signo vanguardista; e incluso pueden entenderse como un vehículo de lógica profunda: la acuñación de un lenguaje nuevo para transmitir una sensibilidad única y singular. Es en este contexto de mestizaje y laboriosa recuperación que se pueden entender los dos primeros versos del poema LX en rigurosa complementariedad con el poema Las piedras de Los heraldos negros: “Es de madera mi paciencia,/sorda, vegetal”. Todo Trilce, y no sólo la paciencia del poeta, tiene un carácter eminentemente vegetal, una mirada dirigida a la profundidad de la tierra luego de haber concluido que el cielo está vacío o, lo que es peor, habitado por un Dios enfermo.

En Trilce se reiteran y se ahondan algunos de los temas de Los heraldos negros, tales como la gratuidad del nacimiento (“Y se acabó el diminutivo, para/mi mayoría en el dolor sin fin/y nuestro haber nacido así sin causa”). Pero, más importante aún, se verifica, ya sin rastro alguno de posmodernismo, la tajante separación de Vallejo con la lírica clásica, como se manifiesta en el poema LV, donde la muerte no es portadora de una contenida tristeza (como enunciaría un clásico como Samain), sino que suelda cada hebra del cabello y arrasa con los moribundos postrados en camas de hospital.

La poesía trascendenteEn Poemas humanos, editado póstumamente en el año 1939, lo que se reivindica y constituye es la estatura del hombre, aun cuando el poeta tenga conciencia plena de que este hombre que se yergue en su palabra es el futuro fósil cuyos huesos desgastará el olvido. Es el libro que le termina de otorgar a Vallejo el carácter universal del que habla Thomas Merton, una universalidad que reconoce como punto de partida su herencia indígena, no en vano en Telúrica y magnética Vallejo declara: “¡Lo entiendo todo en dos flautas/ y me doy a entender en una quena!”. Si por un lado a lo largo del libro impera el recurso del anacronismo (y el anacronismo es el tiempo de la fábula), por el otro está sostenido por la nostalgia por Perú (que Vallejo abandona en 1923 para terminar muriendo en París), traducida en una piedra.

En Poemas humanos, Vallejo logra un equilibrio que bien se podría denominar espiritual. Un equilibrio entre la prosecución de la vida y la sed de muerte (“Me gusta la vida enormemente/pero, desde luego,/con mi muerte querida”); entre la dignidad del hombre y su destino de dolor (“El dolor nos agarra, hermanos hombres,/por detrás, de perfil”); entre el respeto al sujeto y su humanísima miseria (“Considerando también/que el hombre es en verdad un animal/ y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…”). Y, fundamentalmente, el poema termina de afianzarse en el sujeto singular, único, irrepetible; si el mejor Neruda, a la manera de Whitman, contiene multitudes, en Vallejo se escucha con nitidez la exhortación al hombre en su destino humano, ese hombre común con respecto al cual Vallejo se desdobla y dialoga. La poesía de Vallejo no pretende hollar en el suelo de la lírica o de la épica (más allá de que España, aparta de mí este cáliz es uno de los más sobrecogedores testimonios de la Guerra Civil Española), sino que es una profunda reflexión en torno al hombre y, en este sentido, la comparación que Merton hace con Dante es correctísima. Si la poesía de Vallejo es inequívocamente universal es porque los temas que la constituyen lo son a partir de un desasosiego personal que no abandonó al poeta a lo largo de sus cuarenta y seis años de vida: la pavorosa soledad, la muerte, el desencuentro, sus raíces indígenas, la corrosión del tiempo, el desatino de un universo sin Dios. El tour de force de la estética de Vallejo consiste en haber llevado la poesía a los terrenos de la especulación filosófica sin por ello renunciar jamás a la palabra poética, a la manera en que la indagación ficcional kafkiana trasciende el plano de la literatura pero está hondamente anclada en la palabra literaria. Justamente, uno de los Poemas humanos parece una glosa de La metamorfosis: “Tengo un miedo terrible de ser un animal/de blanca nieve, que sostuvo padre/y madre, con su sola circulación venosa”.

Su convicción de signo marxista (de hecho, adhiere al Partido Comunista peruano fundado por Mariátegui) no está divorciada de su producción artística. Así como en Trilce fuerza la sintaxis hasta sus límites, el Vallejo civil y ciudadano intenta cambiar (o, al menos, refundar) la gramática del mundo, pero mientras las tropas franquistas arrasan con la República Española, el poeta muere en París un 15 de abril de 1938.

El poema Un hombre pasa con un pan al hombro, incluido en Poemas humanos, ilustra una lógica irrebatible: frente a la cotidianeidad –pueril o atroz, tanto da– la palabra literaria es insuficiente, deviene caricatura, sonido hueco o artículo suntuario: “Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza/¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?”. Pero también se podría afirmar que la literatura está atravesada –y sobrevive– gracias a esta insuficiencia y a pesar de esta precariedad, razón por la cual y afortunadamente Vallejo sigue escribiendo. Hasta hoy, a setenta años de su muerte.




*Osvaldo Gallone: escritor y crítico literario

13 Festival Internacional de Poesía de La Habana


A los poetas del mundo


Los poetas asistentes al 13 Festival Internacional de Poesía de La Habana saludamos la significativa presencia de los poetas de las culturas originarias, expresión de la trascendencia de su obra en la hora actual de Nuestra América.


Patentizamos nuestra solidaridad con las justas reivindicaciones de los pueblos originarios por legitimar su derecho inalienable a los territorios en los que han vivido durante siglos, sus recursos naturales, sus autonomías en el marco de los estados, sus culturas, sus lenguas y la posibilidad de educar a sus hijos en los sagrados valores de su particular concepción del mundo.


Reconocemos la condición legitimante de las tradiciones orales en el nacimiento y desarrollo de las literaturas de las naciones originarias, en tanto la oralitura es una realidad consustancial al proceso de formación y enriquecimiento de las culturas de las naciones originarias de Nuestra América.


Respaldamos los procesos de integración en América Latina que, en una experiencia sin precedentes, con el poderío y la riqueza de su diversidad cultural, política y económica, puede conducir a millones de hombres y mujeres a la definitiva independencia.


Ratificamos nuestra convicción de que el mundo no puede seguir en su carrera hacia la autodestrucción, presa de la irracionalidad y la violencia, el egoísmo y la injusticia a que ha sido sometido por los poderes hegemónicos que modelan la sociedad contemporánea.


Ratificamos nuestro rechazo a la guerra y la disposición a unir fuerzas en la construcción de una vida digna en la tierra.


Consideramos imprescindible la creación de una sensibilidad planetaria sobre la preservación de la naturaleza. Los bosques, el agua, la flora, la fauna, la esplendorosa biodiversidad no sólo son el escenario de la vida sino parte inseparable de los destinos de la especie humana.


Los recursos de que dispone la humanidad deben ser destinados para garantizar el derecho a la vida de millones de seres humanos condenados a la pobreza, la insalubridad, la incultura, el abandono y la muerte.


Estamos en el deber de enaltecer los valores universales que han llevado a la civilización humana a su más alto grado de desarrollo y contribuir con nuestra obra a configurar un destino de paz y armonía para las nuevas generaciones.


Los poetas tenemos la posibilidad de cantar la belleza del mundo y crear conciencia sobre los peligros que acechan a la humanidad y debemos poner nuestras palabras al servicio de los más nobles sueños del hombre.


Mantengamos encendida la luz de la poesía. A su alrededor nacerá, como en otros tiempos sombríos, nuestra esperanza.



Fuente: CUBARTE

28 jul 2008

Nuevo año para Comunistas Poetas

Como verán arreglamos los post del año pasado y completamos los que faltaban, una justificación de nuestra ausencia se debió a la falta de tiempo y lo limitado del esquema inicial de “Comunistas Poetas” (reducir a 5 post por poeta de tal manera que en cada página veamos todo acerca de un comunista poeta ).

Este año seguiremos alimentando el blog (esperamos más colaboradores), daremos apertura a nuevos poetas y a los poetas proletarios y patriotas (que nos transmiten un mensaje revolucionario).

Por último, recordamos que la temática principal son los poetas comunistas de todas partes del mundo, por ello es muy importante la colaboración internacionalista con el fin de conocer y publicitar la producción de aquellos poetas comunistas que por los limites naturales o políticos han sido silenciados.

21 jul 2008

El Che Guevara recita a Vallejo y a Neruda

A más de cuarenta años del asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia, cuando ya todo parecía estar dicho sobre el mítico guerrillero, el director argentino Tristán Bauer va a mostrar una nueva mirada sobre Che, su lado más desconocido, su lado íntimo, poético y humano.
Bauer, presentó tan sólo diez minutos, de los 110 que tendrá su documental Ernesto Guevara. En la presentación, el realizador argentino habló intensamente de su proyecto, en el cual lleva casi una década de investigaciones, y que ha sido producido por el Centro de Estudios Che Guevara, que encabeza Aleida March, la Universidad de San Martín, el ICAIC y Golem Distribución.
La idea plasmada en el guión, “es generar un viaje a través de la memoria histórica, el pensamiento y la poesía de Ernesto Guevara”, desarrollando ciertos momentos de su vida, desde una perspectiva íntima, subjetiva.
El director se plantea un viaje por la vida del mítico guerrillero argentino-cubano “a través de retazos de memoria desde la perspectiva íntima y subjetiva que revelan sus numerosos escritos y grabaciones, muchos de ellos inéditos”.


"Para ti, Aleida, lo más íntimamente mío", comienza la cinta sonora que dejó a su esposa como despedida antes de partir a Bolivia. Recita entonces el Che, con voz cadenciosa y pausada, de Cesar Vallejo, Los heraldo negros o el Farewell, de Pablo Neruda .


Bauer explicó que para este “nuevo enfoque documental” sobre la vida del Che, tuvo, además de las grabaciones personales cedidas por Aleida March, acceso a documentos clasificados, como los cuadernos de la Sierra Maestra y de los archivos del Ejército boliviano.
Ernesto Guevara fue rodado en Argentina, Cuba, Congo, Checoslovaquia (Praga) y Bolivia. Aleida Guevara, hija del Che, consideró que la cinta trae a su padre "al presente de una forma limpia y pura".

Fuente: Granma InternacionalDic-2007

14 jul 2008

Carta del Che Guevara a León Felipe




Dedicatoria en el poemario  El Ciervo  enviado en 1959.






21 de Agosto de 1964



Sr. León Felipe
Editorial Grijalbo S. A.
Avenida Granjas 82
México 16, D.F.


Maestro:

Hace ya varios años, al tomar el poder la Revolución, recibí su último, libro dedicado por Ud.

Nunca se lo agradecí, pero siempre lo tuve muy presente. Tal vez le interese saber que uno de los dos o tres libros que tengo en mi cabecera es “El Ciervo”; pocas veces puedo leerlo porque todavía en Cuba dormir, dejar el tiempo sin llenar con algo o descansar, simplemente es un pecado de lesa dirigencia.

El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo de mí y recurrí a Ud., para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete.

Si se siente tentado por el desafío, la invitación vale.

Con sincera admiración y aprecio.



Cmdte. Ernesto Che Guevara.




Che Guevara: Una actitud nueva frente al trabajo

Una actitud nueva frente al trabajo
Fragmento del discurso pronunciado en la entrega de Certificados de Trabajo Comunista en el Ministerio de Industrias


Compañeros todos: Yo creo que hoy, en esta ocasión, en celebración de un acto de significación tan revolucionaria como éste, en el cual el Ministerio de Industrias tiene el sincero orgullo de haber estado siempre a la cabeza en la profundización de la conciencia revolucionaria por la vía del trabajo colectivo, del trabajo de naturaleza social y voluntaria, hay que hacer algunas consideraciones previas sobre lo que es el trabajo en el socialismo.
Si ustedes me permiten, les voy a «empujar» un pequeño versito. ¡No se preocupen, porque no es de mi propia inspiración, como se dice! Es un poema -nada más que unos párrafos de un poema- de un hombre desesperado; es un poema escrito por un viejo poeta que está llegando al final de su vida, que tiene más de 80 años, que vio la causa política que defendiera la República española caer hace años; que desde entonces siguió en el exilio, y que vive hoy en México. En el último libro que editó hace unos años tenía unos párrafos interesantes.
Decía así:
... Pero el hombre es un niño laborioso y estúpido que ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada, convirtió el palo del tambor en una azada y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo, se puso a cavar...
Y después decía -más o menos, porque no tengo muy buena memoria :
Quiero decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol, y que nadie todavía ha cortado una espiga con amor y con gracia.
Es precisamente la actitud de los derrotados dentro de otro mundo, de otro mundo que nosotros ya hemos dejado afuera frente al trabajo; en todo caso la aspiración de volver a la naturaleza, de convertir en un fuego el vivir cotidiano. Pero, sin embargo, los extremos se tocan, y por eso quería citarles esas palabras, porque nosotros podíamos decirle hoy a ese gran poeta desesperado que viniera a Cuba, que viera cómo el hombre después de pasar todas las etapas de la enajenación capitalista, y después de considerarse una bestia de carga uncida al yugo del explotador, ha reencontrado su ruta y ha reencontrado el camino del juego. Hoy en nuestra Cuba el trabajo adquiere cada vez más una significación nueva, se hace con una alegría nueva.
Y lo podríamos invitar a los campos de caña para que viera a nuestras mujeres cortar la caña con amor y con gracia, para que viera la fuerza viril de nuestros trabajadores cortando la caña con amor, para que viera una actitud nueva frente al trabajo, para que viera que no es el trabajo lo que esclaviza al hombre sino que es el no ser poseedor de los medios de producción; y que cuando la sociedad llega a cierta etapa de su desarrollo, y es capaz de iniciar la lucha reivindicatoria, destruir el poder opresor, destruir su mano armada, que es el ejército, instalarse en el poder, otra vez se adquiere frente al trabajo la vieja alegría, la alegría de estar cumpliendo con un deber, de sentirse importante dentro del mecanismo social, de sentirse un engranaje que tiene sus particularidades propias —necesario aunque no imprescindible para el proceso de la producción— y un engranaje consciente, un engranaje que tiene su propio motor y que cada vez trata de impulsarlo más y más, para llevar a feliz término una de las premisas de la construcción del socialismo: el tener una cantidad suficiente de bienes de consumo para ofrecer a toda la población.

15 de Agosto de 1964

Che Guevara recita LA ROSA DE HARINA






La rosa de harina
León Felipe : El ciervo (1954)

Pero el hombre es un niño laborioso y estúpido
que ha hecho del juego una sudorosa jornada.
Ha convertido el palo del tambor en una azada,
y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo
se ha puesto a cavarla.
¡Si pudiésemos caminar bajo el aplauso de los astros
y hacer un símbolo poético de cada jornada…!
Quiero decir que nadie sabe cavar al ritmo del Sol
y que nadie ha cortado todavía una espiga con amor y con gracia.
Ese panadero, por ejemplo… ¿por qué ese panadero no le pone
una rosa de pan blanco a ese mendigo hambriento en la solapa?