Algunos poetas de mi país se proclaman sucesores del caído, se problematizan pensando como pasar a la historia. Analizan su obra desde el punto de vista literario, le dedican poemas elegiacos, leen sus libros en los cafetines, hacen más vulnerable el invierno con sus versos. Evaden la forma de morir y sus batallas en el país de los enanos. Estos poetas emborrachados de su miseria se disputan el portento de la poesía, pero nadie se acuerda de ocupar su trinchera….
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