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31 ene 2014

Pete Seeger: trovador de la justicia y la verdad

Por :  Amy Goodman y Denis Moynihan


La vida de Pete Seeger, al igual que el arco del universo moral que célebremente invocó el Dr. Martin Luther King Jr., se inclina hacia la justicia. Seeger murió esta semana a los 94 años. Durante gran parte del siglo pasado le cantó verdades a quienes estaban en el poder, a través de su épica lucha por la justicia social, los derechos civiles, los trabajadores, el medio ambiente y la paz. Sus canciones, sus sabias palabras y su legado resonarán durante muchas generaciones.

Los padres de Pete eran músicos. Sus viajes por Estados Unidos permitieron a sus hijos conocer la música del ambiente rural estadounidense. A los 19 años, Pete trabajaba para el aclamado cantante de música folk Alan Lomax grabando y catalogando canciones de música folk para la Biblioteca del Congreso. Allí conoció a Woody Guthrie, el legendario trovador de la clase obrera de la época de la Gran Depresión, que era un poco mayor que él. Seeger viajó con Guthrie, aprendió a subirse a los vagones de los trenes de carga y decidió combinar su pasión por la búsqueda de la justicia con su talento musical. Él, Woody y otros músicos formaron el grupo Almanac Singers en 1940. Vivían en forma comunitaria en el barrio Greenwich Village, en Nueva York, y trataban de vivir de la música. Poco después comenzó la Segunda Guerra Mundial.
Pete fue reclutado por el Ejército. Cuando, en 2004, le pregunté acerca del servicio militar, recordó: "Al principio quería ser mecánico de la Fuerza Aérea. Me parecía interesante, pero la inteligencia militar empezó a interesarse en mi actividad política. Mientras mi unidad perseguía la gloria y la muerte, yo me quedé allí en Keesler Field, Mississippi, recogiendo colillas de cigarillos durante seis meses. Finalmente, me lo dijeron: me habían estado investigando y abriendo mi correo". Más tarde, Seeger fue trasladado a Saipan, en el Pacífico, donde organizaba el entretenimiento para los soldados convalecientes en el hospital militar. Durante un período de licencia en la Ciudad de Nueva York, Pete le propuso matrimonio a su novia, Toshi Ohta. Toshi murió el año pasado a los 91 años, apenas meses antes de su 70 aniversario de casados.

Después de la guerra, Pete formó un grupo denominado “The Weavers”, junto a otros tres músicos. Se convirtieron en un éxito de escala nacional. En aquel entonces, la caza de brujas del senador Joseph McCarthy contra los sospechosos de ser comunistas proscribió la música de “The Weavers” en la radio. Seeger tuvo que declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara de Representantes el 18 de agosto de 1955. Asumió la postura de ser fiel a sus principios, al reprender en tono amable a quienes lo interrogaron: "No responderé a ninguna pregunta vinculada con mi asociación, mis creencias filosóficas y religiosas, mis creencias políticas, a quién voté en las elecciones, ni sobre ningún asunto de mi vida privada. Creo que es inadecuado formular esas preguntas a cualquier estadounidense, especialmente con esta compulsión".

Pete Seeger fue acusado de desacato al Congreso, hallado culpable en un juicio y condenado a un año de prisión. Si bien su condena fue posteriormente revocada, en el documental "Pete Seeger: The Power of Song", su biógrafo David King Dunaway describe el permanente acoso que Seeger sufrió por parte del FBI:
"El FBI persiguió a Pete Seeger al punto en que no podía conseguir trabajo, solo podía cantar a los niños, porque nunca pensaron que sería un problema que Pete Seeger le cantara a niños de 6 años. No tenían idea. De eso surgió, no un movimiento subversivo, sino un renacimiento de la música folk estadounidense, por el que debemos agradecer al FBI".

En 1957, Pete Seeger conoció a otra persona que era víctima de la vigilancia y la intimidación del FBI: el Dr. Martin Luther King Jr. Se conocieron en el instituto Highlander Folk School de Tennessee y, tras ese primer encuentro, Seeger ayudó a King y a otros activistas por los derechos civiles a incluir la música en sus tácticas de organización de base. Fue allí donde Seeger cantó por primera vez ante King la canción que se convertiría en el himno del movimiento por los derechos civiles: "We shall overcome" (Venceremos).

Al igual que King, Seeger se convirtió en un fuerte crítico de la Guerra de Vietnam. Finalmente, en 1967 lo retiraron de la lista negra (en la que había sido incluido en la época de McCarthy) gracias a su aparición en el exitoso programa de televisión "The Smothers Brothers Comedy Hour", de la cadena CBS. Sin embargo, una de sus canciones, "Waist Deep in the Big Muddy", fue censurada por CBS. La canción describía en forma alegórica la Guerra de Vietnam como un atolladero y describía al Presidente Lyndon B. Johnson como "un gran tonto" que "dice que hay que continuar". Su interpretación de la canción finalmente fue transmitida en el programa, meses más tarde, después de una avalancha de protestas contra la cadena televisiva.

Pete Seeger siguió cantando a favor de la paz, el desarme nuclear y, fundamentalmente, a favor del medio ambiente. Fundó la organización sin fines de lucro Hudson River Sloop Clearwater. Junto a otras personas, construyó un velero, llamado “Clearwater”, que utilizaron para educar y promover la limpieza del río Hudson, a donde tenía vista su casa. Cuando lo entrevisté en agosto del año pasado, le pedí que cantara "We Shall Overcome", lo hizo, y me contó: "Sí, es algo que es preciso recordar a la raza humana. No se rindan. Venceremos. Venceremos, algún día..."

En 1955, en la audiencia ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses, le preguntaron qué hizo al regresar de la guerra. A lo que respondió: "Seguí cantando y espero hacerlo siempre". Y así fue, y con sus canciones nos cambió a todos.

 © 2014 Amy Goodman ; traducido por Mercedes Camps. 
http://www.democracynow.org/es

28 ene 2014

Sobre la increíble historia de un poema que Bertolt Brecht nunca escribió



(Alberto J. Franzoia)


"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".



    La historia de este famoso poema está  atravesada por el error frecuente, la contradicción existencial, el cambio permanente de sus formas, la aprobación post mortem de su versión escrita y la desfachatada falacia de ciertos “demócratas”. No pertenece a quien con frecuencia se le ha atribuido; nunca fue escrito exactamente como lo conocemos por su verdadero creador; sufrió numerosas modificaciones en su construcción; la versión finalmente aprobada es la que dio la segunda esposa del autor, Sibylle Sarah Niemoeller-von Sell, cuando éste ya había fallecido; y, además, fue vaciado de un fragmente de su contenido real por aquellos que se autoproclaman asiduamente los máximos exponentes de la democracia y el pensamiento libre.
    Desmenucemos entonces cuál es la historia de un poema sin título pero que suele ser presentado como “Ellos vinieron”. Lo primero que hay que decir es que el error lo ha acompañado por años, ya que ha sido atribuido en reiteradas ocasiones al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956) sin que el mismo tuviese ninguna responsabilidad al respecto; error que se ha multiplicado hasta el hartazgo desde que existe Internet. Este medio maravilloso que ha revolucionado la historia de las comunicaciones, transmitiendo a gran velocidad y a una enorme cantidad de seres humanos distribuidos en todo el mundo información y conocimientos verdaderos, también es el responsable de amplificar errores y falacias como ninguno. Ocurre que el verdadero gestor de lo que hoy se conoce como el poema “Ellos vinieron” fue el alemán Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller (1892-1984), quien a lo largo de su curiosísima historia de vida recorrió el largo camino que va desde la condición de comandante de un submarino alemán durante la Primera Guerra a pastor, y de su inicial apoyo como pastor al nazismo hasta la lucha contra las guerras desatadas por el imperialismo, al punto de visitar en 1965 Vietnam del Norte para reunirse con Ho Chi Minh.
    Niemöller tenía una visión prejuiciosa del movimiento obrero y manifestaba serias simpatías por el antisemitismo, todo lo cual lo condujo casi con naturalidad en la Alemania de los años treinta hacia el apoyo a Hitler. Sin embargo, sus diferencias con el régimen se fueron desarrollando poco a poco, pasando a la indiferencia y luego a oponerse a que su iglesia fuese funcional a las imposiciones nazis, pues consideraba que su único referente sólo podía ser Dios. Esta nueva situación lo condujo, como era de esperar en una coyuntura política dominada por la expresión más bárbara que ha gestado el capitalismo, en un primer momento a prisión y luego a los tenebrosos campos de concentración del nazismo, siendo recluido tanto en Sachsenhausen como en Dachau.
    Recién cuando en 1945 termina la Segunda Guerra recuperó la libertad regresando a su actividad como pastor protestante. Y fue precisamente durante sus sermones cuando comenzó a gestar paulatinamente, con modificaciones introducidas en cada uno de ellos, el poema que estoy considerando. Pero la que finalmente se convertiría en la versión escrita aprobada es la que dio su esposa Sibylle Sarah Niemoeller-von Sell, quien había escuchado por primera vez al que muchos años más tarde sería su compañero cuando era apenas una niña. Esta mujer, que provenía de una aristócrata familia prusiana, siendo ya una adolescente llegó a enfrentar a los nazis con un arma en sus manos. En Argentina uno de los mejores recitados del poema considerado es el de la talentosa actriz Cipe Lincovsky. En 2006, al cumplirse 50 años de la desaparición física de Bertolt Brecht ella realizó el unipersonal “Cipe dice a Brecht”.
    La historia del poema no es ajena a la propia historia de vida del Martin Niemöller, quien en un giro de 180º pasó de su inicial complicidad con el régimen nazi hacia el compromiso militante por la paz. Su increíble metamorfosis ideológica lo condujo en el final de su vida, cuando ya había alcanzado los 90 años y se autodefinía como un revolucionario, a expresar irónicamente que si viviera hasta los 100 quizás acabaría siendo anarquista. Este hombre pues ha sido el verdadero responsable de un poema famoso que recorrió el mundo rodeado de equívocos.
    Como dato nada menor, para culminar el sintético relato de esta apasionante historia, cabe acotar que allí donde el capitalismo occidental intenta definir lo que sería su paradigmático estilo de vida, Estados Unidos de Norteamérica, y en un espacio reservado a la muy necesaria memoria del horror, como es el Museo del Holocausto en Washington, la presentación del poema tiene una curiosa e inquietante particularidad (otra más), se le ha amputado nada menos que su primera frase, aquella con la que Niemöller invariablemente iniciaba su exposición:

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.”

 La Plata, julio de 2011


23 ene 2014

Esparcen las cenizas de Juan Gelman en la tierra natal de Sor Juana

    Mara Lamadrid, viuda del poeta, encabezó el ritual en San Miguel Nepantla. 

    Ana Mónica Rodríguez
    Periódico La Jornada

    Martes 21 de enero de 2014, p. 5
    Unas 25 personas acompañaron a la familia de Juan Gelman el sábado pasado a San Miguel Nepantla, estado de México, para cumplir la última voluntad del poeta y esparcir sus cenizas desde un puente en el riachuelo que colinda con los jardines del Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz.

    La reunión familiar y de amigos de Gelman fue encabezada por su viuda, Mara Lamadrid; Paola y Andrea, así como por Macarena Gelman, nieta del poeta; el cineasta Jorge Denti y el escritor José Ángel Leyva, narró Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal.

    “Mara –explicó Vázquez Martín– decidió esparcir las cenizas desde el puente de modo que cayeran en el riachuelo que se encuentra en la tierra natal de Sor Juana”.

    Gelman quiso despedirse de esa manera, señaló el funcionario, y que sus cenizas permanecieran en México.

    El ritual no fue triste, sino una fiesta a la vida de Juan, así como él lo hubiera deseado, detalló Vázquez.

    Fue algo hermoso, porque quien conoció a Juan sabe de su sentido del humor, de su alegría, de su ironía y la familia no quiso que esto se quedara en los rituales funerarios tradicionales que suelen ser tristes.

    Además, seguramente es lo que Juan hubiera deseado y fue una fiesta con música de jarana. Incluso durante el trayecto en el automóvil escuchamos a Piazzolla, el bandoneón; leímos sus poemas, tomamos vino, comimos pollos asados y nos abrazamos.

    Sin duda, lo mejor que tenemos es la alegría de haber conocido al poeta y tener la presencia tan estimulante, valiente y generosa de un hombre tan libre y fecundo.





    Admirador de la Décima Musa

    José Angel Leyva, quien acudió a Nepantla, dijo: Juan Gelman nos había invitado para este sábado 18 a celebrar sus 25 años de vivir con Mara y sus 25 en este país.

    De hecho, dijo, “se cumplió con la voluntad de Gelman, quien había determinado que sus cenizas fueran a dar a este lugar, donde nació Sor Juana en Nepantla al pie de los volcanes, lo cual tenía un gran significado para él porque era uno de los personajes que más admiraba de la poesía mexicana.

    “Desde que vino a México, en varias ocasiones Gelman manifestó su voluntad de vivir en este país hasta el final de sus días, en la nación que lo había acogido y abierto las puertas, que se convertía en su nuevo y definitivo hogar.

    “Gelman –explicó Leyva– se fue a despedir de Buenos Aires el año pasado cuando presentó su último libro que vio en vida, el cual reúne esa visión depurada ya de una serie de pendientes que había resuelto, como fue la justicia que se aplicó a los torturadores y asesinos de su hijo, la reivindicación de las víctimas, el régimen militar de Uruguay, es decir, todo esto que representaba para él una conciliación con el pasado”.

    Para el sábado 18, Gelman nos había invitado a una fiesta, que de alguna manera se cumplió en Nepantla. Aunque fue triste, fue una celebración por haber conocido a un hombre tan íntegro, cabal y único como Gelman, quien llegó a México para quedarse.

    Gelman falleció el martes pasado en la ciudad de México, donde vivió durante 25 años luego de salir de Argentina perseguido por la dictadura militar.




    Juan Gelman: Europa fue la cuna del capitalismo



    XXV


      Europa fue la cuna del capitalismo y al niño ése, en la cuna, lo alimentaron con oro y plata del Perú, de México, Bolivia. Millones de americanos tuvieron que morir para engordar al niño, que creció vigoroso, desarrolló lenguas, artes, ciencias, modos de amar y de vivir, más dimensiones de lo humano.

       ¿Quién dijo que la cultura no tiene olor? Paso por Roma, por París, bellísimas. En vía del Corso y Bulmish huelo de pronto a taino devorado por perros andaluces, a orejas de ona mutilado, a azteca deshaciéndose en el lago de Tenochtitlán, a inquita roto en Potosí. A querandí, araucano, congo, carabalí, esclavizados, masacrados.

        No oles a viejo, Europa.

       Oles a doble humanidad, la que asesina, la que es asesinada. Pasaron siglos y la belleza de los vencidos pudre tu frente todavía.
    14-09-1980
    deBajo la lluvia ajena




    Juan Gelman: CONSEJOS PARA SER ESCRITOR





    Lo primero es conoser vien la hortografia.
    Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que Ud. no caigan en aquellos errores.
    Y nunca empiece por una conjunción.
    Evite las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya ha repetido repetidamente.
    Use; correctamente. Los signos: de, puntuación.
    Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos que puedan jibarizar las mejores ideas.
    Imaginando, creando, planificando, un escritor no debe aparecer equivocándose, abusando de los gerundios.
    Correcto para ser en la construcción, caer evite en trasposiciones.
    Tome el toro por las astas y no caiga en lugares comunes.
    Si Ud. parla y escribe en castellano, O.K.
    ¡Voto al chápiro!... creo a pies juntillas que deben evitarse las antiguallas.
    Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el final de un párrafo lo es.
    ¡Por amor del cielo!, no abuse de las exclamaciones.
    Poné cuidado en las conjugaciones cuando escribáis.
    No utilice nunca doble negación.
    Es importante usar los apóstrofo's correctamente.
    Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.
    Relea siempre lo escrito, y vea si palabras. Con respecto a frases fragmentadas.



    Juan Gelman: TODO EL DÍA VIVÍ CON TU AUSENCIA MEJOR DICHO


    Todo el día viví con tu ausencia mejor dicho
    todo el día viví de tu ausencia ya que los terremotos
    otros desastres internacionales
    no me distrajeron de ti


    yo soy un hombre mundial me interesa
    la revolución en Pakistán la falta
    de revolución en el Yorkshire donde
    una vez vi que lloraban
    de hambre o de rabia nomás
    ¿cómo es posible entonces que
    entre las tempestades o sus calmas
    que vienen a ser lo mismo desde
    cierto punto de vista yo


    no haya olvidado tu valor la
    suave apariencia que adquirís y todo
    sea como tu olor después de haber amado
    antes de haber amado sea como tu olor?


    3 ene 2014

    Marcos Ana publica “Vale la pena luchar”






         "Nadie es feliz si es ajeno a la esclavitud de los otros"


    A sus 93 años, el poeta Marcos Ana (San Vicente de la Alconada, Salamanca, 1920) no se ha cansado de exigir un mundo mejor, una sociedad más justa y humana. Se siente un indignado más y por ello ahora lanza una reivindicación y un mensaje para quienes se sienten decepcionados: el libro Vale la pena luchar (Espasa), en el que anima a "calentar la calle y las plazas" para que los ciudadanos exijan el bienestar de "manera pacífica".

    El poeta se sorprende cuando escucha su nombre de nacimiento, Fernando Macarro Castillo, ya que se hace llamar desde hace mucho tiempo Marcos Ana, en homenaje a sus progenitores, para que estuvieran "siempre con él". Su padre murió durante la Guerra Civil y su madre enfermó durante los años en los que visitó a su hijo "de cárcel en cárcel", según ha explicado durante una entrevista.

    Con tan solo 19 años entró en la cárcel y pasó allí 23 largos inviernos de su vida, un tiempo en el que comenzó a escribir sus primeros poemas, con los que, lejos de "tocar el cielo con las manos", quería escribir "poesía terrenal y directa, que llegase a la gente para que se movilizara".

    Su mente ágil y lúcida sorprende cuando recuerda con exactitud el tiempo que pasó entre rejas, una historia en apariencia triste que en cambio él relata como si se tratara de una experiencia con la que aprendió a resistir. "No tengo rencor, ni espíritu de venganza, no sirve para nada", indica Marcos Ana. Su pasión por la poesía comenzó cuando sus compañeros de cárcel metieron en un petate de paja, junto a algo de comida, unos poemas de Alberti y de Neruda. "Como no tenía otra cosa que hacer, los leí mil y un veces, y vi que fluía una necesidad de hacer algo parecido acerca de mis impresiones en la celda", cuenta.

    El poeta no salió en libertad hasta 1961, cuando contaba con 41 años. "Salí como si me hubieran lanzado de un planeta extraño. Tuve que acostumbrarme a la vida y a las cosas, los ojos se me pusieron rojos y cuando salía al exterior me ponía enfermo. Me había acostumbrado a distancias cortas y verticales. Me mareaba hasta vomitar", recuerda.

    Su primer amor fue una prostituta, quien "se humanizó tanto" que se comportó con Marcos Ana casi como si fuera una novia, incluso "una madre". Esta historia conmovió tanto al cineasta Pedro Almodóvar que decidió adquirir los derechos de la obra autobiográfica Decidme cómo es un árbol, aunque aún no se conoce cuándo llevará a cabo este proyecto. "Quiero que lo haga porque lo escribí para mandar un mensaje a los demás, ya que a través de ellos es la mejor manera de vivir para uno mismo", comenta ilusionado el escritor, quien afirma sentirse "un privilegiado" ante el cariño que ha recibido siempre. "Cuando me hacen homenajes me siento mal, pienso en los seres anónimos que no han tenido el mismo reconocimiento", añade.

    "Cambiar la política de Estado"

    Marcos Ana dedica este libro a los jóvenes, en quienes confía. "A la juventud, en cuyos surcos hemos sembrado nuestra historia: una lucha incesante por alcanzar un mundo mejor y más justo en el que el sol salga y caliente para todos", escribe en esta obra. El poeta mira a las nuevas generaciones con esperanza porque está convencido de que "abrirán caminos", encontrarán un futuro mejor y conquistarán "el bienestar de los ciudadanos". Aunque, para eso, cree necesario "cambiar la política de Estado", un ente "capitalista" que, a su juicio, "solo tiene una ley: la del máximo beneficio".

    "Una de las cosas que hace el capitalismo es invalidar al hombre, anularle porque quieren hacer de él un pequeño dios, pero el objetivo es separarlo de los demás, que cada uno piense para él y no se una al resto, porque así el estado podría tambalearse. Sin embargo, la realidad es que nadie es feliz si es ajeno a la esclavitud de los otros", reflexiona el escritor.

    Entrevista publicada en: www.publico.es
    Foto grafía de su blog: http://www.marcos-ana.com/