2 may 2011

Jean Arthur Rimbaud : LAS MANOS DE JUANA MARÍA





I.
Juana María tiene manos fuertes,
manos oscuras que curtió el verano,
las manos amarillas de los muertos.
Juana María, ¿son así tus manos?

II.
¿Han encontrado su color moreno
en los pantanos de las perversiones?
¿O se sumergieron en las Lunas
en las albercas de las suavidades?

III.
¿Han bebido tal vez bárbaros cielos
serenas sobre las rodillas bellas?
¿Enrollaron cigarros
o un día traficaron con diamantes?

IV.
¿Sobre el pie ardoroso de las vírgenes
han marchitado el oro de las flores?
La sangre negra de las belladonas
encima de su palma estalla y duerme.

V.
¿Manos que persiguen los insectos
que en el azul de tus auroras zumban
en busca de nectarios,
manos decantadoras de venenos?

VI.
¿Cuál es el sueño que las ha cogido
cuando se despertaban?
¿El inaudito sueño de las Asias
de los Khenghavars o de los Siones?

VII.
No vendieron naranjas esas manos
ni a los pies de los dioses negrecieron:
No lavaron pañales esas manos
de torpes pequeñuelos sin miradas.

VIII.
Son las que doblegan las cervices,
manos que jamás fueron malignas,
más fatales que máquinas,
más fuertes que un caballo.

IX.
No son estas las manos de una prima
ni de las obreras de amplias frentes
que entre los bosques con olor a usina,
quema un Sol embriagado de alquitranes.




X.
Moviéndose como las hogueras
y sacudiendo todos sus temblores
su carne canta Marsellesas
y nunca los Eleisones.



XI.
Ellas ceñirán vuestros cuellos
malas mujeres, romperán vuestras manos,
mujeres nobles con infames manos
llenas de blancuras y carmines.

XII.
El brillo de esas amorosas manos
hace volver la testa a las ovejas
y sobre sus falanges exquisitas
el Sol inmenso su rubí coloca.



XIII.
Una mancha de pueblo
las oscurece cual marchito seno.
¡El dorso de esas manos es el sitio
que altivamente besan los rebeldes!


XIV.
Maravillosas empalidecieron
al pleno Sol de amores saturado
sobre el bronce de la ametralladora
a través de París alzado en armas.



XV.
Algunas veces, ¡oh, manos sagradas!
Una cadena con anillos claros
grita en vuestros puños donde tiemblan
vuestros labios sedientos para siempre.

XVI.
Y hay un latido extraño
en nuestros seres, cuando algunas veces
os quieren dar blancura, manos de ángel
¡y la sangre aparece en vuestros dedos!






2 comentarios :

  1. un poema hermoso resalta la implacable labor que hicieron estas mujeres en la comune

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  2. Las fotografías también nos revelan la importancia de las mujeres tanto en su número como por su liderazgo.

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